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El 11 de marzo de 1829 un joven Félix Menselssohn rescato la partitura de la Pasión según San Mateo de Juan Sebastian Bach y la subió a los escenarios en un acto que puede considerarse fundacional en la recuperación, redescubrimiento e interpretación en “tiempos modernos” de la “música antigua”.

 

Fue el primer paso de un movimiento que poco a poco fue marcando los criterios y salvando los obstáculos para que la música anterior a 1750 no cayera en el olvido. Y sería a partir de los años 50 del siglo pasado cuando este movimiento recuperador, que tenía como código común la aplicación de criterios historicistas en su interpretación, tomó carta de naturaleza de la mano de extraordinarios intérpretes como Nikolaus Harnoncourt, Gustav Leonhardt, Sigiswald Kuijken, William Christie, René Jacobs, Jordi Savall o Ton Koopman, por citar solo algunos de los más representativos y reconocidos.

 

Si el movimiento se inició básicamente en los Países Bajos, y tenía como objetivo la música de los grandes compositores del barroco, no tardaría en extenderse como mancha de aceite por Europa primero, pero también por “todo el mundo” y ya no solo con esfuerzos dirigidos hacia la época barroca sino volviendo la vista hacia la música renacentista o medieval.

 

A la vez se multiplicaban los esfuerzos investigadores para recuperar músicos y partituras que solo en las historias más prolijas tenían un lugar y que resultaban absolutamente desconocidos para la sociedad del siglo XX.

 

La recuperación y redescubrimiento de la música antigua – medieval, renacentista y barroca – ha sido, y sigue siendo, un esfuerzo colectivo, un movimiento en el que han proliferado las iniciativas en el campo de la investigación, la interpretación, la enseñanza, la recreación de los instrumentos antiguos, la edición, la grabación, la comunicación, y tantos otros campos de actividad.

 

Sin duda uno de los hitos de este gran movimiento colectivo fue la aparición en 1996 de la revista GOLDBERG MAGAZINE, un emblema y un estandarte que causó auténtica sensación en el mundo de las publicaciones dedicadas a la difusión y promoción de la música antigua. La revista nació en España, en Pamplona, pero con una vocación universal desde su primer número, editado ya en edición bilingüe español- inglés.

 

Su contenido se alimentó de los mejores especialistas en cada uno de los campos y en sus páginas tuvieron cabida las más notables iniciativas en este ámbito, los intérpretes más prestigiosos, la actualidad más internacional y nacional.

 

La revista GOLDBERG, por su forma y por su fondo, se convirtió en un icono que fue evolucionando año tras año hasta editarse separadamente en español, inglés y francés a partir de 2003. Al año siguiente pasó a ser una revista bimestral, frente a la periodicidad trimestral de su inicio.

 

Desde el proyecto GOLDBERG se apoyaron numerosas iniciativas en favor de la música en España, desde iniciar la primera asociación de grupos e intérpretes, hasta sentar las bases para la creación de la primera asociación de festivales de música.

 

La revista GOLDBERG editó 54 números hasta el año 2008 en el que las circunstancias económicas desfavorables que se produjeron hicieron inevitable su cierre. Hoy, once años después, aun se siguen demandando los ejemplares antiguos de la revista, aun se sigue recordando y admirando su estilo, su calidad y un gran número de aficionados siguen preguntando si un día regresará.

 

No es una pregunta banal porque somos nosotros los primeros que nos hacemos esta pregunta. Y somos los primeros también que queremos conservar ese espíritu que la alumbró y ese sello de calidad que siempre fue su enseña en todos sus aspectos.

 

Pero la desaparición de la revista no significó la desaparición del proyecto. Porque GOLDBERG ha ido desarrollando en estos años algunos otros de sus objetivos fundacionales y ha ido presentando nuevas iniciativas, nuevos proyectos en los espacios de la organización y producción de programaciones musicales, ciclos, temporadas, giras, consolidándose como una referencia y aportando un estilo propio.

 

Por eso GOLDBERG sigue esaquí, dando pasos hacia tradicionales y nuevos públicos, y lo hacemos revalidando nuestro compromiso de ofrecer originalidad, novedad y emoción.